Wikipedia y las visiones de BorgesFinalizado
6 junio 2017Compartir por email
Ahora, mientras los tenderetes de libros tratan de contribuir a la celebración un tanto deslucida de esta efeméride cervantina, tiene lugar otra efeméride que corre el riesgo de pasar mucho más desapercibida: los 15 años de la Wikipedia. Y aunque estas efemérides no sean equiparables en ningún aspecto, el fenómeno Wikipedia también merece alguna reflexión.
Las enciclopedias fueron uno de los temas favoritos de Jorge Luis Borges. En su inolvidable relato ‘Tlön, Uqbar, Orbis Tertius’, una magna enciclopedia en construcción permanente describe todos los pormenores del planeta Tlön, y tan solo su Onceno Tomo es ya suficiente para dar una descripción detallada de ese imaginario mundo. Pues bien, parece que la Wikipedia ha venido a hacer realidad la visión de Borges. Esta obra comunitaria, políglota y descomunal fue creada a principios del año 2001 por los estadounidenses Jimmy Wales y Larry Sanger. Fue este último el que acuñó su denominación mediante la contracción del término enciclopedia con ‘wiki’, el nombre de las páginas web que facilitan el intercambio rápido de información que, a su vez, se deriva de la expresión hawaiana ‘wikiwiki’ -‘rápido’-. En efecto, la rapidez es una de las grandes ventajas de la Wikipedia pues responde al deseo de inmediatez, uno de los requerimientos más imperiosos del hombre contemporáneo a la hora de acceder a la información.
La Wikipedia, que existe hoy en 281 lenguas o dialectos, es una construcción realizada por cientos de miles de voluntarios alrededor del mundo trabajando de manera altruista. Está mantenida por la Fundación Wikimedia, una ONG que se financia con donaciones individuales y que sorprende por su modestia: tan solo cuenta con unos 300 empleados y con un presupuesto de 75 millones de dólares; como comparación recordemos que Google tiene 40.000 empleados y un presupuesto de 16.000 millones de dólares. El portal de Wikipedia es el único no comercial entre los 10 más visitados del mundo. Su lema «la enciclopedia libre que todos pueden editar» es bastante autoexplicativo: su contenido es estructurado (a la manera de una enciclopedia convencional) pero abierto, y su soporte en forma de ‘wiki’ permite que sea editada por cualquier persona. La versión española de Wikipedia, que se creó el 20 de mayo de 2001, cuenta hoy con 1.255.835 artículos; esto la sitúa en el décimo puesto por número de artículos, muy lejos de la versión inglesa que contiene más de cinco millones de artículos. Pero, con casi 15 millones de consultas diarias, la española se encuentra en el cuarto lugar atendiendo al número de visitas.
La calidad de los contenidos no se encuentra garantizada por ningún proceso de revisión formal, sino que los artículos son redactados y revisados por cualquier visitante, siguiendo un conjunto de políticas y convenciones que permiten decidir qué información debe o no debe ser incluida. Estas normas se aplican para resolver las disputas que surgen al crear, editar o eliminar un artículo o parte de un artículo. De esta forma, el autor de la Wikipedia pasa a ser el público, ese público que fue descrito magistralmente por Kierkegaard en su ensayo ‘La época presente’, un público que no es ni una asociación, ni una comunidad ideológica, ni una nación. Precisamente es esta falta de individualidad lo que hace del público «el verdadero maestro de la nivelación» también en la Wikipedia.
A pesar de estos mecanismos de autorregulación, la precisión de la Wikipedia siempre se encuentra bajo sospecha. Un estudio realizado por la prestigiosa revista científica ‘Nature’ en el año 2005 concluyó que la Wikipedia era tan precisa como la ‘Encyclopaedia Britannica’, pero otro llevado a cabo dos años después por el periodista francés Pierre Assouline afirmó que la ‘Britannica’ es 24 % más fiable que la Wikipedia. Aunque estos estudios necesitan ser realizados de manera periódica, mi percepción personal es que la calidad de Wikipedia aumenta progresiva y rápidamente. Los responsables de la Fundación Wikimedia se esfuerzan por poner en práctica normas para que las fuentes sean fiables. Para que un artículo permanezca en Wikipedia se requiere que incluya las referencias a sus fuentes primarias. Pero, al final, los responsables del resultado son los autores anónimos que construyen y extienden esta enciclopedia laberíntica de manera incesante. En su relato sobre Tlön concluye Borges: «(…) será un laberinto pero es un laberinto urdido por hombres, un laberinto destinado a que lo descifren los hombres».
Una norma importante de la Wikipedia es la que se refiere a la neutralidad. Según la Fundación Wikimedia, cada artículo debe estar escrito reflejando «de manera justa, proporcionada y, en la medida de lo posible, sin sesgo, todos los puntos de vista significativos que hayan sido publicados por fuentes fiables». Así pues, cuando existen varios puntos de vista, se prefiere que se expongan todos para que los lectores se formen su opinión. Por supuesto este sistema no está libre de manipulaciones. Hace unos meses, se desmanteló una red de 381 perfiles (autores de artículos en la terminología de Wikipedia) que escribían artículos sobre personas y compañías a cambio de dinero para extorsionarlas a continuación. Resulta reconfortante observar que Wikipedia fue capaz de detectar el fraude y de actuar con rapidez expulsando a todos esos perfiles.
Wikipedia parece asemejarse pues al ‘Libro de arena’, un sorprendente libro de infinitas páginas imaginado por Borges en otro de sus cuentos. Pero la Wikipedia no es más que una pequeña componente de la inmensa biblioteca que constituye hoy la Red de redes. La Red es hoy el mayor depósito de conocimiento humano y ha pasado a ser una extensión de nuestra memoria que puede ser interrogada como fuente de consulta instantánea. En efecto, cada vez más a menudo recurrimos a la Wikipedia o a Google para, incluso durante una conversación, verificar un dato y, poco a poco, cada vez es más innecesario memorizar ese tipo de información en nuestro cerebro. Es más, Google llegó a manifestar de manera explícita su intención de compilar en la Red todo el conocimiento humano. De estas intenciones surgieron varios proyectos, entre ellos Google Maps, una enciclopedia cartográfica de asombroso detalle que se nutre con las contribuciones de los propios usuarios.
TAMBIÉN de estas intenciones surgió el proyecto Google Books, con el objetivo de digitalizar, y de hacer accesibles en la Red, todos los libros escritos por la Humanidad. Un proyecto que intentaba hacer realidad la utopía imaginada por H. G. Wells en su obra ‘World Brain’. «En un futuro próximo, cualquier estudiante en cualquier parte del mundo podrá sentarse en su cuarto con su propio proyector para examinar cualquier libro, cualquier documento», decía Wells en su libro de 1938. Los ingenieros de Google Books llegaron a inventar un ingenioso aparato que acoplado a una cámara infrarroja corrige el efecto de la curvatura de las hojas cuando se escanea un libro abierto, y un ‘software’ de reconocimiento de caracteres capaz de descifrar signos poco usuales en más de 400 lenguas. Los problemas encontrados para la construcción de esta colosal biblioteca no fueron técnicos, fueron legales: surgieron cuando Google Books no se limitó a digitalizar libros del dominio público y digitalizó también obras sometidas a derechos de autor. Aunque con aspiraciones quizás menores, otros proyectos nos facilitan hoy el acceso a extensísimas bibliotecas de enorme valor académico; pensemos por ejemplo en el pionero ‘Proyecto Gutenberg’ (desarrollado en 1971), en la Digital Public Library of America, o en nuestra ‘Europeana’, que incluye libros, manuscritos, mapas, películas, pinturas, periódicos, documentos sonoros y otros tipos de archivos. Todos estos proyectos parecen dejar pequeña a la infinita Biblioteca de Babel también soñada por el gran Borges.
Todo sumado, bajo mi punto de vista, la Wikipedia es una construcción maravillosa. Es cierto que, en su intento de describir el mundo y de clasificar el conocimiento humano, podría parecer anárquica. Pero, en este sentido, recordemos cómo en el ‘Emporio celestial de conocimientos benévolos’, una enciclopedia china salida nuevamente de la ficción de Borges, -esta vez en su ensayo ‘El idioma analítico de John Wilkins’-, se ofrece una sorprendente y anárquica clasificación de los animales que ha sido fuente de inspiración para filósofos y escritores. Ante lo extravagante de la clasificación concluye el genial argentino «(…) no hay clasificación del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo».
Rafael Bachiller es astrónomo, director del Observatorio Astronómico Nacional y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO.
*Wikipedia y las visiones de Borges, por Rafael Bachiller, para El Mundo, del 20 de mayo de 2017