Internet y las computadoras no reemplazan a la escuelaVigente
29 junio 2020Compartir por email
Hoy en día solo cinco provincias tienen más de 500 casos confirmados de Covid19: CABA, Buenos Aires, Chaco, Rio Negro y Córdoba. Dieciséis provincias se encuentran en fase 5 (solo con distanciamiento social), y varias de ellas ya han normalizado actividades gastronómicas, recreativas y comerciales. Sin embargo, todas las escuelas del país continúan cerradas. En estas provincias hay 4,2 millones de alumnos que pueden ir a un restaurante o al gimnasio, pero no tienen clases.
Desde el Ministerio de Educación Nacional hablan de una posible reapertura de las escuelas en algunas provincias “testigo” para agosto, pero no brindan detalles sobre cómo sería este proceso. Mientras tanto, desde marzo se busca la “continuidad pedagógica” a través de herramientas virtuales, pero esta no es educación virtual, sino educación de crisis.
El resultado es un proceso educativo muy incompleto y de difícil solución, dada la falta de dispositivos, conectividad, capacitación insuficiente de los docentes y la escasa posibilidad de los alumnos, docentes y familias de encarar un rol para el cual no se hallaban entrenados ni preparados cuando estalló la pandemia.
Los problemas y desigualdades en materia de conectividad y dispositivos tecnológicos han quedado en evidencia en esta crisis, problemática que se agrava cuando el contexto requiere que múltiples familiares compartan la misma computadora o celular. En muchos casos, el aprendizaje termina ocurriendo offline, sin interacción docente-alumno: los docentes envían tareas que los alumnos resuelven por su cuenta y luego entregan por WhatsApp.
Sin embargo, el problema más que tecnológico es humano. Los docentes, alumnos y familias no estaban preparados para este escenario. El valiente esfuerzo de muchos docentes no es suficiente, y los padres se encuentran sobrecargados: deben trabajar desde casa, limpiar y mantener el hogar, dedicarle tiempo a la familia, y ayudar en la educación de sus hijos, sin la capacitación ni la distancia emocional necesaria para un aprendizaje eficaz.
Frente al bajo riesgo personal de los niños y jóvenes respecto del Covid 19, el déficit de aprendizaje generado tendrá consecuencias a largo plazo. Es particularmente grave para los más pequeños que tienen menos posibilidades de adaptarse a la “educación virtual” y los alumnos de los últimos años de cada ciclo que no podrán compensar el año perdido. A su vez, el aislamiento obligatorio conlleva un importante costo psicológico para los más chicos en general.
Ante este panorama, resulta imprescindible la reapertura de las escuelas.
Sin embargo, la vuelta a clases está signada por desafíos. No hay suficientes metros cuadrados de aula por alumno para garantizar el distanciamiento social. A modo de ejemplo, el BID estima que las escuelas argentinas promedian 1,5 m2 por alumno en aula y se debería reducir un 37% la cantidad de alumnos para lograr que haya 2,25 m2 por alumno y un 67% para lograr 4 m2 por alumno. En segundo lugar, las condiciones de los establecimientos educativos son deficientes: 11% no tiene agua y 15% no tienen baños en condiciones.
Una posible alternativa para las provincias en fase 5 sería la reapertura escalonada en formato mixto, parte presencial y parte virtual. Esto reduciría la cantidad de alumnos en la escuela y la carga sobre los dispositivos tecnológicos del hogar e internet, quedando aún por resolver importantes desafíos en materia de organización del trabajo en el aula y en el hogar.
Se deberían definir con antelación los protocolos sanitarios y requerimientos edilicios para la reapertura progresiva de las escuelas, permitiéndoles comenzar un proceso de adaptación y búsqueda de alternativas para garantizar su cumplimiento. Por ejemplo, la posibilidad de adaptar espacios de usos múltiples o al aire libre, o poner a disposición espacios municipales, privados o sociales (teatros, clubes de barrio, etc.) que puedan acondicionarse para garantizar los requerimientos sanitarios.
Las realidades distritales frente al Covid19 son muy diferentes, lo que hace necesario adaptar los protocolos en función de la circulación viral local. Será necesario conceder un margen de libertad a cada escuela y un importante apoyo social y de los gobiernos para garantizar el cumplimiento de los estándares sanitarios impuestos.
Es necesario resguardar la salud pública, sin relegar la educación. Más allá de la política de reapertura elegida, sea de forma parcial y/o con posibles marchas y contramarchas, esta debe comunicarse con suficiente antelación para que las instituciones educativas y las autoridades puedan planificar y organizarse.
Nota de opinión realizada por Marcos M. Orteu, Director Ejecutivo de Fundación Lúminis, y publicada en el diario Clarín el 28/06/2020.