Filosofía para niños: Entrevista al grupo El Pensadero

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pen El Pensadero es un grupo de estudio, investigación, trabajo docente y producción de materiales situado en la propuesta pedagógica de Filosofía para niños y adolescentes. Está conformado por docentes y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

Su blog es: http://grupo-pensadero.blogspot.com.ar/

La siguiente es una entrevista a las integrantes del grupo, Florencia Sichel, Úrsula Pose y Victoria Falke, en la que se desarrolla la modalidad de trabajo.

–      En las escuelas primarias trabajan por medio de talleres extracurriculares, pero en el espacio de las clases acompañadas de la docente del grupo. ¿Cómo organizan el trabajo con la maestra?

En principio partimos de la observación: las maestras observan las clases de los talleres que hacemos con los chicos.

Luego les brindamos inicialmente herramientas filosóficas, fuentes y metodologías para que luego los docentes tomen el rol de coordinación.

El taller es un espacio de formación en todo sentido. Allí se trabaja lo que ocurre y surge en el dialogo, esto involucra a las docentes en el dialogo, por lo que intentamos promover en ellas una experiencia filosófica por medio de su progresiva participación.

Creemos que el coordinador en filosofía tiene que problematizarse a sí mismo.

–      ¿Cómo trabajan las herramientas metodológicas con las docentes?

Por dos caminos:

Por un lado, que en la escuela pública se pueda tener la experiencia de lo que es la  filosofía con niños.

A su vez, creemos que lo más interesante es que la escuela se apropie del espacio, entonces se nos ocurrió que los integrantes del Pensadero tomen la posta; por ejemplo: yo doy talleres en tercer grado y ella en séptimo de primaria. Allí nosotras tomamos el rol de coordinadoras mientras la maestra está en el aula todo el tiempo observando, la que se anime a participar puede y la que no se mantiene como observadora.

Esto se complementa con un espacio semanal de asesoramiento, de capacitación , en el que las maestras traen inquietudes, los elementos que le interesaron y problemas que encontraron. Sobre esa base las ayudamos a que puedan apropiarse de las herramientas que van apareciendo.

La idea es que al año siguiente cada maestra pueda tomar el espacio de  coordinadora y nosotros corrernos un poco, ser los observadores y seguir formándolas. El objetivo es que sean las docentes las que se apropien del espacio, porque si no es así el proyecto no se sostiene en el tiempo.

–       ¿Su propuesta pedagógica es ir desarrollando una progresión en el involucramiento de las docentes?

Totalmente. Nuestra idea de formación docente es que es un proceso, como lo fue en todos nosotros. La vivencia filosófica y la experiencia filosófica implica poder ver el mundo con ojos filosóficos y eso es una progresión.

Nos apoyamos en material bibliográfico, como ser los libros de Matthew Lipman y de Gustavo Santiago. Usamos la tradición de la filosofía con niños. También nos llama la tradición filosófica porque los filósofos son los que traen la mayor cantidad de problemas para abordar en forma de preguntas. Por sobre todo es pensar y hacer la experiencia. Si el maestro no vive la experiencia,  todo lo que le digamos desde un corpus teórico carece de sentido, pero tampoco alcanza sólo con la experiencia. Es interesante y necesario combinar las dos cosas.

–      ¿Cómo trabajan con los chicos? ¿Qué sería la filosofía con niños y cómo desarrollan la discusión con los chicos?

Nosotros tomamos diferentes posiciones, según el tipo de clase que se presente. Puede haber una clase más exploratoria en la que presentamos un recurso que nos parece que puede resultar significativo para la comunidad,  o podemos  manejarnos con la forma canónica: agenda de preguntas, selección y diálogo filosófico. Quizás en encuentros posteriores podemos profundizar en algún juego o ir directamente al diálogo filosófico si quedaron temáticas a tratar o si surgió algún interés muy claro en los chicos.

El curso de la clase, los temas, los van dando los propios chicos. Lo que hace el docente de filosofía es:

  • En el inicio nos saludamos, y se trabaja con una disposición espacial y corporal en rondas.
  •  A partir de ahí el docente presenta un recurso que puede ser una novela filosófica, un corto, un audiovisual, un juego, por ejemplo cortos de Pixar, fragmentos de los Simpson, Luis Pescetti , Isol, o sea otro tipo de recursos que no son sólo los de filosofía para chicos. Por ejemplo, un juego acerca de las emociones.
  •  Se les da una consigna, por ejemplo recién hice un juego en una escuela que se llama “diálogo con las emociones”: la consigna dice: está lloviendo, se te rompió el paraguas, comiste algo que te cayó mal…  Los chicos lo tenían que actuar en ronda. Lo que teníamos que hacer los docentes  que observábamos la situación era darles un consejo. No adivinar la situación sino darle un consejo. Aquí se trabaja el tema de la empatía, la traducción del lenguaje, ponerse en el lugar del otro. De hecho salieron temas como cuál es el lugar del actor, qué hace el actor para ponerse en el lugar del otro.
  • Por lo general en los primeros 15 minutos de una clase  se trabaja una actividad que es un disparador, lo filosófico propiamente dicho surge una vez que se puso en juego el disparador. Ahí es donde abrimos el espacio para el diálogo. Yo no me había propuesto trabajar el tema de los actores pero la curiosidad va saliendo de los propios chicos que, de esa manera empiezan a llevar la clase con los temas que le interesan a ellos. A partir de allí la clase siguiente sé cómo seguir  y puedo pensar una actividad que tenga que ver con eso o, a veces las proponen los propios chicos: dicen “mirá, ví este video” entonces el docente tiene que ser lo suficientemente abierto y perceptivo para ver cuáles son los intereses de esa comunidad y darles espacio.

–      ¿De ahí se va a la problematización?

Sí. Por eso tenemos clases más exploratorias y luego clases de profundización, donde quizás, por ejemplo si surgió en esa clase el tema de la actuación entonces se podrían profundizar la idea de representación, traer nuevos recursos que nos permitan profundizar sobre esos temas y ver si esos temas son lo suficientemente interesantes y significativos para ellos como para continuar.

Nos contaba un compañero de El Pensadero  sobre un cuento “Petit el monstruo” de Isol. Es un cuento que trabaja el tema del bien y el mal y polemiza sobre esa idea. Uno esperaría que en la clase con los niños trabajaría, fundamentalmente, sobre el bien y el mal, pero a los niños lo que más les interesó es por qué el monstruo se llama Petit. Finalmente devino en una clase por los nombres. Este ejemplo es a modo ilustrativo para mostrar cómo los recursos son disparadores.

Lo interesante ahí es no intentar reconducir la clase hacia el tema que pensamos los docentes al presentar el recurso. Porque lo que ocurre cuando uno planifica con un recurso en función de un tema (y no al revés) es que los docentes o los coordinadores terminamos queriendo que los chicos hablen del bien y el mal.

Algo parecido también nos pasa en las reuniones de trabajo como grupo: presentamos un recurso y hacemos planificaciones cada uno por separado y luego vemos que se disparan temas totalmente distintos. Esto tiene que ver con la percepción de cada uno y con la sensibilidad. Por eso nos gusta mucho el trabajo de elegir recursos y que cada uno arme una planificación ya que de allí salen cosas muy interesantes.

–      ¿Y si un chico no quiere participar?

No es fácil apropiarse del espacio de la filosofía con niños porque éste es,  en parte,  un espacio disruptivo, no sólo por la disposición sino también por los tiempos: porque no hay un contenido filosófico determinado, en el sentido de que yo no les puedo decir a los chicos “hoy voy a hablar del bien, Platón dice esto…” La propuesta pedagógica es un corrimiento de la escena escolar normal para los chicos y a veces trae sus resistencias. Creemos que en primer lugar hay que respetar la singularidad de cada chico. Si hay un nene que, por un motivo particular, no quiere participar de la ronda no va a pasar nada. Por supuesto mi objetivo es que quiera estar adentro y eso eventualmente pasa.

Entendemos que el espacio de filosofía sucede en la escuela y en la escuela a veces pasan esas cosas: por ejemplo que los chicos no quieren estar allí. A veces también se juega lo personal. Hay que ser muy perceptivo para entender qué problemas conmueven a cada comunidad y está bueno ahí poder ayudar con herramientas filosóficas. Para ello hay que construir un respeto entre y con los chicos y lograr que en el espacio se dé una confianza, si no es muy difícil. Si no se genera una transferencia entre el docente y los chicos es difícil que se puedan abrir  y  hablar de la amistad, por ejemplo.

–      Eso implica construir una dimensión vincular fuerte.

Sí, por eso se habla de pensamiento cuidadoso por el otro. Además de creativo y crítico, es un pensamiento cuidadoso.

Se trata también de pensar en que los chicos estén bien y no acelerar sus procesos subjetivos. Se trata de que los chicos estén en la ronda, que todos participen, pero también hay que respetar  si hay un chico o una chica que le cuesta, o no quiere hablar, o no quiere sumarse a los grupos porque se pelea con todos. Esas cosas hay que respetarlas y hay que apuntar y trabajar para que en algún momento eso se pueda desarmar, revertir y el niño se pueda abrir lo suficiente en el trabajo de la comunidad de indagación. Eso no se logra en una clase de dos horas.

Hay temas como la muerte, hay temas como Dios, son temas que por lo general interesan a muchos pero también preocupan a otros y eso hay que también contemplarlo

–      ¿Cómo definen esos temas, cómo los articulan con el currículum y los contenidos?

Nosotras no definimos los temas. Porque el objetivo es el trabajo filosófico de preguntarse. En la selección del material hay una iniciativa, un ofrecimiento, una donación. Llevamos un recurso, lo que surja de ese recurso va a depender de todos en tanto comunidad. En ese sentido el docente forma parte de la comunidad de indagación (CI), que es algo bien diferente al modo en que nos disponemos en la escuela tradicional. Hay una diferencia en cuanto a funciones pero no en jerarquía. El docente en la CI tiene que ser parte, trae algo para ser repensado.

Sabemos que en función del recurso hay ciertos temas que pueden salir, como ser el tema de la muerte, por eso nos preparamos por si surge. Igualmente los recursos son impredecibles.

Lo interesante es que el docente o el coordinador se problematice a sí mismo, que haya podido ver que allí hay algo filosófico, que sea algo que genere esas ganas o ese deseo por filosofar.

Así como no definimos, tampoco llegamos a una angustia existencial acerca de la muerte. Eso no es hacer filosofía, ni el mayor de los pesimismos ni la respuesta dada. Ahí se juega el  equilibrio emocional. No pasa por una definición. Pasa por un pensamiento sumamente crítico y sumamente cuidadoso también.

El tema de la muerte surge porque lo traen muchas veces los propios chicos . Ahí  vemos de qué manera se puede abordar considerando la sensibilidad y las creencias que cada chico trae de su familia. Puedo escuchar por ejemplo que piensan de la idea de Dios y puedo repreguntar y a veces, dejar un tema y retomarlo en el tiempo. Lo filosófico se juega en la profundización y así como se construyen preguntas también se construyen respuestas provisorias. También a veces los chicos ponen un límite, uno quiere seguir hablando y para ellos ya está. Entonces hay que ser sumamente cuidadoso acerca de qué tema es genuino.

–      ¿Cómo ven a los docentes? Ustedes hablaron de un proceso, de que no hay certezas en relación a un tema y la forma de tratarlo, algo que no es lo habitual en la forma de dar clases en los maestros de primaria.Están preparados para esta tarea?

Bueno, das en el punto. En principio la necesidad de un cierre,  demanda  de un cierre al que están acostumbradas las docentes. Pero ahí es donde consiste nuestro trabajo. Por ejemplo en uno de los encuentros docentes proyectamos un corto, estábamos hablando con ellos sobre qué es el tiempo y surgió que  no podíamos sacar una conclusión de qué es el tiempo, sino que teníamos que recapitular todas las opciones que estuvimos barajando en el diálogo sobre el tiempo. En esa situación sería muy forzado decir que el tiempo es tal o cual cosa,  porque se inhibirían todos los procesos subjetivos que tienen que ver con lo que cada individuo pensó en ese momento y lo que puede llegar a pensar después del encuentro.

Nosotros ahora estamos dando un Taller en la UBA que se llama “Introducción a la Filosofía con niños” donde la mayoría de las que asisten son docentes de nivel inicial y primario sin formación filosófica

–      ¿Y con qué problemáticas se encuentran allí?

Las problemáticas que observo en el taller es que algunos docentes dicen “para mí es vital presenciar esto porque yo también pienso que si no hay un cierre es un desastre”.

El otro día estábamos hablando de la comunidad, qué es una comunidad de indagación y para ello leímos un cuento de Kafka. Habíamos estado dialogando una hora sobre eso y los docentes me decían “y ahora qué, cerrás acá o decís algo” y yo les dije “si yo dijera algo, por ejemplo, Kafka quiso decir esto ¿ahí se juega la filosofía? ¿O la filosofía se jugó en todo lo anterior?”

Pero también es verdad que estamos en un contexto escolar, y son necesarios cierres provisorios. El  cierre puede ser una recapitulación de lo que se hizo en el día, por ejemplo: “¿qué trabajamos hoy? ¿qué temas y aspectos se pusieron en juego?” O incluso plantear una nueva pregunta y de esta manera ir trazando una continuidad que es sana para la comunidad.

Aún cuando un filósofo quisiera encontrar un cierre, no lo podría encontrar  porque se pregunta realmente qué es el bien y no tiene la respuesta. Tendrá la respuesta provisoria pero sabe que no es “la respuesta”.

–      Ustedes forman más una propuesta de pensamiento que un contenido específico, en ese punto es entrarían en tensión con el nivel primario?

Trabajamos contenidos, lo que pasa que ahí entra nuestro rol de no cerrarlo, porque deja de ser filosofía sino también abrir el juego sobre los temas  que los chicos plantean como contenido.

Cuando pensamos el taller con docentes nos parecía todo un desafío, porque creíamos que no alcanzaba. Muchos de los talleres que se dan actualmente tienen que ver con un día, 20 horas, etc. Nosotros necesitábamos que fuese más transversal, no alcanzaba con dos encuentros.

La propuesta es la siguiente: son 8 encuentros los días sábados, de dos horas de duración, en la facultad de Filosofía y Letras. A su vez los 8 encuentros se dividen en dos partes. Una primera parte que se trata de una sesión tradicional donde nos ponemos todos en ronda, lo mismo que haríamos con los chicos. Y hacemos distintos tipos de actividades: una para nivel inicial, primario y secundario.

Después tenemos un segundo momento que es meta-teórico donde analizamos y pensamos sobre ese tema.

Cada encuentro tiene un eje, por ejemplo: qué es la filosofía, la comunidad de indagación, el rol docente. Otro eje : planificación en función a un recurso, planificación en relación a una habilidad filosófica, una planificación en relación a una unidad temática.

Desde ese eje,  hacemos una actividad en donde se lo ponga en juego. Por ejemplo, en el caso de la comunidad de indagación filosófica les dijimos que, en grupo, tenían que construir un puente con sorbetes sin hablar. Esa era la consigna. Todos hicieron eso. Pero qué se ponía en juego detrás de eso: la idea de comunidad, de cómo trabajamos con el otro, la idea del diálogo, la idea de cooperación.

En relación a esos temas, en un segundo momento, les damos un material con una serie de citas de gente que trabaja con la filosofía con niños, así como también de un corpus más filosófico como puede ser Deleuze o Derrida para trabajar sobre esas citas en base al tema que nos convoca en cada reunión. Mezclamos la teoría y la práctica. Por eso yo insistía en pensar la experiencia y hacerla, pero también sobre todo pensarla.

También volvemos a las fuentes. Los filósofos nos dicen mucho sobre lo que es la comunidad, más allá de que el concepto de la comunidad de indagación es algo bastante propio de la filosofía para niños. Repensámos qué es la comunidad: ¿la comunidad es el acuerdo entre los iguales? ¿es la convivencia entre los diferentes? Este ejercicio le da un sentido metateórico al trabajo en comunidad.

–      ¿Qué respuestas o dificultades encuentran cuando se trabaja con estas actividades o la lectura de citas, o en las dinámicas grupales con los docentes?

No encontramos dificultad: la realidad es una gran sorpresa. En primer lugar con respecto al imaginario de lo que es la filosofía y con lo que se encuentran realmente. A veces la filosofía parece muy alejada de la realidad y se transforma en una representación de algo que les pertenece a otras personas que están en la academia, que se dedican al ocio. Cuando en realidad no es así. De hecho nos pasó que una maestra pensó que a su esposo no le iba a interesar porque es colectivero. Entonces después terminamos hablando mucho sobre cómo le podría interesar la actividad de filosofar, porque el tema de la calle o el trabajo son sumamente filosóficos. Nuestra tarea es motivarlas, nos interesa que al otro le interese la filosofía.

–      ¿Son los mismos conceptos los que trabajan con los adultos y los que trabajan con los chicos?

Sí, los mismos,  en relación a los intereses de cada chico y a la pregunta genuina que surge de cada chico. Por supuesto la conversación sobre la muerte no va a ser lo mismo con un adulto que con un niño. Pero no porque una sea una más elevada que la otra.

Hay temas en la filosofía para niños que son más psicológicos, que son más éticos. No hay un currículum determinado. Usamos el curriculum de Lipman, el fundacional, pero lo enriquecemos con un montón de cosas  que nos parece que faltan.

También depende con qué grupo estés. Depende de la situación por la que  te llamen  de una escuela o que vos detectes en determinado grupo. Planificás y buscás recursos en base a determinados temas filosóficos. Si  ves un grupo con problemas de convivencia,  se podría trabajar los conceptos de justicia y comunidad, por ejemplo.

Los chicos definen el curriculum. El docente puede proponer, pero no es él quien delinea el currículum. Por ello es necesaria la creatividad.

La situación de la filosofía con niños en Argentina no forma parte del currículum estatal. Esta situación tiene algo positivo,  que nos permite cierta libertad, pero tiene algo negativo que es que, por ejemplo, la escuela pública no tiene la experiencia de filosofía con niños salvo en muy determinados casos.

Estamos en un momento en el que podemos trabajar de una manera más libre, que quisiéramos defender incluso en un espacio más institucionalizado.

 Para profundizar en la propuesta pedagógica de Filosofía para niños  puede ver el video de la conferencia del Dr Eugenio Echeverria La importancia de la lectura para la formación de valores y pensamiento crítico en niños y adolescentes, clickeando aquí. 

En la guía didáctica del video encontrará una actividad diseñada por el grupo El Pensadero. Puede  acceder a la guía didáctica  clickeando aquí.

 

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